Si hay algo que despierte la imaginación de grandes y chicos, son las historias de piratas, esos personajes increíbles que surcaban los mares. Muchos conocemos a Barbarroja o el legendario pirata Morgan, pero pocos conocen el papel de las mujeres en la piratería.
Todas aquellas que han llegado hasta nuestros días vivieron vidas fuera de lo común, demostrando ser valientes y guerreras. Mujeres que se enfrentaron a las costumbres y tradiciones, haciéndose imponer ante los hombres más rudos del mundo.
Conoce la increíble vida de estas mujeres, la forma en que llegaron a ser piratas y sus logros en este mundo inminentemente masculino. Desde Awilda, la princesa pirata, hasta Grace O´Malley o Zhen Yi Sao, las reinas indiscutibles de la piratería, sus historias no dejarán de fascinarte.
Awilda

Una guerrera que llegó a convertirse en princesa de Dinamarca, pero que tuvo una apasionante vida como pirata. Awilda era una princesa escandinava que vivió en el siglo V, hija del rey Synardo, quien la protegía celosamente, a fin de poder escogerle un pretendiente valiente.
Cuenta la leyenda, que Synardo tenía encerrada a la princesa en una habitación rodeada de serpientes venenosas. Aquellos que querían casarse con ella, debían vencer todas las trampas de su padre, lo cual logró el príncipe Alf de Dinamarca.
No obstante, Awilda huyó vestida de hombre con la ayuda de su madre, a la cual no le interesaba este matrimonio. La aguerrida princesa vikinga, junto a un grupo de compañeras, embarcó por el Báltico, donde se dedicaron a atacar a poblados y otras naves.
La leyenda de la princesa pirata Awilda ha sido recogida en varios textos antiguos de la historia escandinava, que se remontan al siglo XII.
En sus aventuras se hicieron con un barco pirata que había quedado sin capitán, y los tripulantes decidieron que Awilda sería su nueva líder. Junto a estos, recorrió toda la región, convirtiéndose en una amenaza para todos los barcos que navegaban por la zona.
Fue tal los estragos que causó la tripulación comandada con Awilda, que el rey de Dinamarca, envió a su hijo Alf a combatirlos. La lucha fue feroz, pero el príncipe logró conquistar el barco y el corazón de la fiera princesa pirata.
Se dice que en el fragor de la batalla, Awilda perdió su casco y Alf al reconocerla, detuvo el combate y volvió a pedirle matrimonio. La princesa, impresionada por el coraje del príncipe, dejó las armas y aceptó casarse.
Awilda vivió varios años tranquilos junto a Alf, teniendo varios hijos, pero su vida terminó trágicamente. Un grupo de daneses se alzó contra el rey y únicamente sobrevivió una de las hijas de la princesa pirata, Gurid, quien llegó a ser reina de Dinamarca y madre del próximo rey, Harald.
Grace O’Malley

Una pirata irlandesa que nació en 1530 como única hija del jefe del clan de los O’Malley, fue atrevida y poco convencional desde sus primeros años. Fue educada de manera formal, pero también se entrenó, junto a su padre, en la navegación y el comercio.
Grace llegó a ser conocida como “Reina del mar de Connaught” y sus biógrafos consideran que fue una mujer poco convencional. Llegó a ser la líder de más de 200 hombres, que navegaban 3 galeras, haciendo tanto negocios legales, como piratería.
Esta gran mujer pirata también recibía el apodo de “Granuaile” (la calva, en irlandés), debido a que solía llevar el pelo corto. Se dice que comenzó a cortárselo cuando su padre le dijo que no podía acompañarlo a uno de sus viajes, debido a que su pelo largo se enredaría con las cuerdas del barco.
Grace O´Malley tuvo a uno de sus hijos cuando navegaba y a las pocas horas de dar a luz, salió a la batalla, para defender su barco que estaba siendo atacado.
A los 15 años se casó con un vecino, con quien tuvo 3 hijos, y cuando este murió, defendió valientemente sus barcos y castillos. Luego, volvió junto a su padre, para hacerse cargo de la flota, ganándose el respeto de sus hombres y el temor de todos aquellos que se le enfrentaban.
O´Malley se casó nuevamente con Richard “el Hierro” Bourke, líder de otro fuerte clan irlandés, con quien tuvo varios hijos, entre ellos Tibbot, quien llegó a ser lord de Inglaterra. Juntos pasaron muchos años pirateando en aguas del Atlántico.
Uno de los encuentros más conocidos de Grace O´Malley, fue con la reina Isabel de Inglaterra, con quien consiguió una audiencia para apelar por la vida de uno de sus hijos. Grace logró el perdón y el respeto de la reina, quien la llegó a nombrar jefe de uno de los condados irlandeses, rompiendo las reglas de la época.
Anne Bonny

Una de las pocas mujeres piratas que surcaron el Caribe, cuya historia ha llegado hasta nuestros tiempos, Bonny nació en Irlanda en 1698. Era hija ilegítima del abogado William Cormac y la criada de la esposa de este, viviendo sus primeros años en Londres (Inglaterra).
Luego, su padre se vio forzado a emigrar a América, donde logró establecerse y comprar una plantación, por lo que vivió su adolescencia con mucha comodidad. Se casó con James Bonny, un marinero que migró a las Bahamas, trabajando como informante de las autoridades contra los piratas.
Se dice que Anne no estaba de acuerdo con la profesión de su marido, por lo que comenzó a relacionarse con piratas en las tabernas de la isla. Allí conoció a Jack Rackham (“Calico Jack”), de quien se enamoró, abandonando a su esposo y pasó a ser parte de los piratas famosos de la historia
En 1719, Anne y Jack se embarcaron en la balandra “William” junto a unos 20 hombres, rompiendo los esquemas de la época. Se consideraba que las mujeres a bordo traían mala suerte, pero la tripulación del William también acogió a otra mujer pirata, Mary Read.
Cuando Anne vio a Jack capturada le dijo: “lamento verte así, si hubieses luchado como un hombre, no te tendrían que colgar como a un perro”.
Se cuenta que Anne vestía de hombre cuando atacaban a otros barcos, usando pistolas para la batalla. Durante sus viajes quedó embarazada, abandonando al niño en la isla de Cuba para continuar con sus andanzas.
En 1720, el barco de Jack y Anne fue atacado por naves del gobernador de Jamaica, siendo conquistado rápidamente. Hay referencias de que las dos mujeres fueron las que batallaron hasta el último momento, ya que la mayoría de los hombres estaban ebrios.
Anne fue capturada y enjuiciada, pero no fue ejecutada, debido a que estaba embarazada y la ley no lo permitía. Tuvo al niño en prisión, pero luego se pierde su pista, aunque se sospecha que probablemente su padre logró liberarla.
Mary Read

Junto a Anne Bonny, es considerada dentro de las primeras mujeres registradas como piratas en la Edad de Oro de la Piratería. Nació en Londres, fruto de una relación ilícita de su madre, cuando el marido, que era marinero, murió en uno de sus viajes.
La madre de Mary tenía un hijo de su matrimonio, pero este murió al poco de nacer la niña, por lo que fue vestida como varón para engañar a la familia. Así, pudieron seguir recibiendo la manutención que enviaba mensualmente la abuela del niño.
Al crecer, Mary siguió vistiendo de hombre, consiguiendo trabajo como lacayo y, posteriormente, embarcándose. Combatió como soldado en la guerra de los Nueve Años, se enamoró de un soldado, se casó y fueron a vivir en los Países Bajos, atendiendo una cervecería.
Al poco tiempo, su marido murió y el negocio se vino a pique, por lo que Mary decidió volver a su vestimenta masculina y subir como marinero en un barco que iba al Caribe. Este buque fue tomado por los piratas de Rackman, y pasando por hombre, se une a la tripulación.
Mary Read se batió a duelo con otro marinero para defender la vida de su enamorado, siendo ganadora del enfrentamiento.
Comenzó a tener una estrecha relación con Anne Bonny, quien pronto descubrió que era una mujer, pero la encubrió hasta que Jack se puso celoso. En este momento, le confesaron la verdad y así Mary pudo permanecer en el barco, batallando como un pirata más.
Cuando el barco de Rackman fue capturado, luchó junto a Anne hasta el último momento, siendo capturada y juzgada. No fue ejecutada por estar embaraza y los registros indican que murió en una cárcel de Jamaica en 1721, producto probablemente de fiebres del parto.
Zheng Yi Sao

Todas las mujeres que han pasado a la historia como piratas, han tenido una vida fascinante y rompieron esquemas en su época. Pero, pocas se comparan con la “Reina de los Piratas” china, quien vivió a fines del siglo XIX, aterrorizando a aquellos que se atrevían a surcar el mar de China.
Los registros indican que nació en la costa de Guangdong, hacia el año 1775, como integrante de una familia que se dedicaba a vivir de las embarcaciones. Pronto, comenzó a trabajar en un burdel, donde conseguía información de los clientes, con la cual traficaba por influencia y dinero.
En 1801 se casó con Zheng Yi, quien era un reconocido pirata, y pronto llegaron a formar una confederación de piratas, controlando más de 400 embarcaciones. Tenían unos 70.000 hombres bajo su mando, y cuando Zheng muere unos años después, ella toma el control de la confederación.
Las leyes impuestas por Zheng Yi Sao a sus piratas eran implacables, quienes las rompían podían desde perder las orejas hasta la vida, según la gravedad de su falta.
Para mantener su mandato, llegó a casarse con su hijo adoptivo e impuso un código de leyes muy estrictas para sus piratas. Consiguió dominar la flota de sal de la región de Guangdong casi por completo, además de implementar una oficina de impuestos y obligar a los barcos que surcaban el mar de China meridional a pagarlos.
Ya en 1809, dominaba completamente toda la región, por lo que el gobierno chino pidió ayuda a Portugal y Gran Bretaña para derrotarla. Las batallas fueron cruentas y en 1810, ZhenYi Sao, negocia con la dinastía Qing y acepta su retiro por el pago de una cuantiosa pensión.
Luego de esto, se retiró y se pierde su pista hasta que en 1822 decidió regresar a Guangdong, luego que muere su marido, para criar a su hijo. Murió a la edad de 69 años, siendo reconocida como una de las piratas más exitosas de la historia.